"A todo ésto, emiten tertulia en Intereconomía. Va sobre antisistemas, mira, ya me acaban de dar una idea, sonrio cual gilipollas empeñado en poner al mal tiempo buena cara, delante del maldito televisor. No entraré en detalles, pero el contenido era más de lo mismo. Que si, unos radicales, unos violentos, unos desgraciados y unos niños mimados.
La moda de anatematizar al colectivo "antiglobalización" o "anticapitalista", elíjase el que se quiera, ha traspasado los estúpidos artículos de periódico que hacían PedroJeta, Jiménez Losiento y demás caraduras expertos en presentar la realidad volteada, para convertirse en una de las banderas de la izquierda progre-centrista."
"Nadie puede encadenar mi voluntad, y Yo siempre seré libre de rebelarme."
Nota del autor: Éste artículo llega tarde porque ciertos dueños de locutorio no saben hacer su trabajo y me han cortado la sesión a la mitad. Durante el incidente ha estado a punto de resultar dañado, lo juro por mis muertos más frescos, un ordenador, concretamente y para los curiosos, un feo windows XP del año de la polca. Yo no sé porque me meto en éstos sitios, si siempre es lo mismo. La próxima vez que se prepare la biblioteca pública que tiene empleados un poco más competentes.
No sé como empezar, una vez había realizado mi cátedra entera exceptuando, lo juro por los dioses que queráis, una puñetera e innecesaria frase.
Bien, al ajo. El país se va a la mierda, buen título para éste artículo, pero nunca he pensado en ponérselo. Perdón a quien corresponda por escribir con tacos y esas cosas, pero después de lo sucedido no estoy como para cursiladas Heidianas o Disneyanas.
Acabo de leer en el periódico algo más serio que las pantomimas que nos ofrece "la gran fábrica de sueños" yanqui-gringa. 22,7% es la cifra con la que me desayuno, unas galletas con achicoria, para quién interesare. Es la cifra-porcentaje de la pobreza en España. 19 o así de "pobres relativos" (no llegar a fin de mes y arrastrar decenas de miles de euros de deuda no sé que tiene de relativo, pero bueno) y un tres por ciento de "absolutos", es decir, lo que antes se llamaban en la península, pobres de solemnidad.
Mientras tanto, Fulanito Billetez y Menganito Pecuniez, millotontos prototípicos desayunan caviar y salmón leyendo el mismo periódico que yo en su casa de verano de Robledo o de El Escorial. Que cara de solemne gilipollas se me queda cada vez que me acuerdo de ellos.
A todo ésto, emiten tertulia en Intereconomía. Va sobre antisistemas, mira, ya me acaban de dar una idea, sonrio cual gilipollas empeñado en poner al mal tiempo buena cara, delante del maldito televisor. No entraré en detalles, pero el contenido era más de lo mismo. Que si, unos radicales, unos violentos, unos desgraciados y unos niños mimados.
La moda de anatematizar al colectivo "antiglobalización" o "anticapitalista", elíjase el que se quiera, ha traspasado los estúpidos artículos de periódico que hacían PedroJeta, Jiménez Losiento y demás caraduras expertos en presentar la realidad volteada, para convertirse en una de las banderas de la izquierda progre-centrista.
Jode mucho, desde ciertos ámbitos que seamos, más-radicales-de-lo-que-se-puede-ser que contribuyamos a engordar la cifra que da la policía de asistentes a las manifas "antirricos" (por mucho que luego no se publiquen) y que demos caña, desde nuestros blogs de mala muerte y foros varios a mucho tonto del haba/hijo de la gran puta que escribe en El Mundo o El País, que come (y se va de putas) por la solidaridad de los feligreses, que se dedica a cobrar el "impuesto revolucionario", o eufemizando, canon digital de la SGAE o que vota cual chimpancé con los ojos tapados, todas las propuestas del "Pesóe" en el parlamento.
Somos peligrosos y vamos contra los poderosos, como rezan ciertos eslóganes, y es que preparesé porque nuestra "revolución" pasa de las consignas y va directamente a los hechos. Somos muy pocos pero no pensamos parar hasta tumbar el plan bolonia o los "67 años".
Nos da igual la chusma sensacionalista de los medios que se dedica a mostrar como la norma a cuatro desgraciados que rompen el escaparate de una tienda, estamos por encima de todo eso, y somos más listos que los plumillas que nos lanzan sus difamaciones/calumnias con bocas y teclas que sólamente escupen basura.
Nos da igual, simplemente, nos la pela el panorama mediático. Ya pueden meterse sus anatemas y dogmas cuasirreligiosos por donde les quepa. Intereconomía, COPE, El País, la Sexta y todas.
No somos "anarkas de marca". Esos existen, son jauría de instituto, pero no se movilizan y por tanto no son antisistema. Antisistema somos los que hacemos algo por cambiar la sociedad no los desinformados que no saben ni qué alternativas existen.
Apostaría todos mis capítulos de Redes descargados (para mi, valen oro) a qué el 98% de los bandarras que se hacen llamar anarquistas en ciertos sitios no saben quién era el Ché Guevara, ese símbolo de nosequé chorradas libertarias que hizo no se qué revoluciones.
Insisto, mucho se equivocan las mentes cerradas y pecuniarias en meter en el mismo saco a todos los antisistema. Somos muchos, anarquistas de verdad, comunistas, socialistas utópicos y gente que no se ubica en ningún grupo.
Digo ésto, porque parece que dentro de poco nos acusarán de matar a Manolete o de conspirar junto a los masones y los judíos. La imaginación al poder. Curiosa paradoja que esa frase lapidaria se pueda volver en nuestra contra.
No hagan caso a la estúpida propaganda mediática. Yo he estado en Juventudes Comunistas y eso no son más que pamplinerías, somos jóvenes que se esfuerzan por lo que quieren y trabajadores. Nada que pueda ser penado con cárcel (todavía)