El Lobo Estepario. Sólo para locos. No para cualquiera.
  Presentadores de sucesos
 

"Ayer mismo ví cómo se trataba en Antena3 el asesinato de una

jóven, no faltaron lágrimas, imágenes de familiares, y una

amplísima descripción que ahondaba hasta en la vida

privada de la muchacha antes de morir, un macabro espectáculo

que se nos contaba desde una perspectiva hipócrita y sibilina.

Casi daba arcadas tanta parsimonia ante el sufrimiento."
 

Es una profesión innoble y suburbial, indecente y mal vista a partes

iguales, es innecesaria pero las cadenas y periódicos la usan para

asegurarse la pecunia, tan adulada y codiciada en nuestros

tiempos, es la prensa y la televisión de sucesos.

 

Un lunes cualquiera, el empleado, Fulano, mira las desgracias de la

mañana con ojo escudriñador para ver cuales pueden entrar en el

programa de las doce e inmortalizarse en la memoria de los españoles.

Duda entre el último caso de "violador del ascensor" y entre un

crímen no resuelto de un payaso con ínfulas de "serial killer" yanqui,

sobre la mesa de su despacho una botella de Jack Daniel´s y un vaso

lleno del mismo líquido. Parece ojear recortes de periódico y enciende

el ordenador buscando algo más, según parece.

 

 

 

 

El cronista de sucesos es como el buitre que otea sobre su presa,

no tiene valor para asesinar "su comida" pero espera que otro

la mate por él y se lleve sus honores. El objetivo es el mismo

y la recompensa también, un buen trozo de carne con la que

alegrar el gaznate.

 

El buitre además, una vez muerto el botín, sólamente se preocupa

por llenar las tripas y desmenuza sin miramientos el cadáver

dejándolo hecho polvo. Lo mismo que hace el periodista cuando

se produce un asesinato, dejar la honra, tanto del cadáver,

como de sus familiares como la de los "presuntos asesinos"

a los que se eleva automáticamente a la categoría de culpables,

por los suelos.

 

Ayer mismo ví cómo se trataba en Antena3 el asesinato de una

jóven, no faltaron lágrimas, imágenes de familiares, y una

amplísima descripción que ahondaba hasta en la vida

privada de la muchacha antes de morir, un macabro espectáculo

que se nos contaba desde una perspectiva hipócrita y sibilina.

Casi daba arcadas tanta parsimonia ante el sufrimiento.

 

Los presentadores de informativos se han convertido en

"Presentadores de sucesos" dispuestos a ofrecer al público

exquisita basura sacada del contenedor de la infame condición

de la naturaleza humana por un precio de 0 euros el kilo.

 

 

 

 

La España del "Porque a mi no me pasa", la ladina, la desvergonzada,

la falta de empatía y/o consideración, la que expulsó a los

judíos sin miramientos, la del puñal y la navaja, la que asesinó

en masa a sus hermanos en el 36 vuelve a escena. Si tienen razón,

una vez más, los sabios, la culpa de

los monstruos no sólo es suya, sino también de quien les alimenta.

 
   
 
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