Cabe preguntarse si Reyes Montiel, pretende llevarse un ministerio por cortesía de los pseudo-socialistas, o si seguirá llevando flores a los "muertos" de un partido de la que es fiel rival como Aguilar, o si pretenderá ocupar un puesto sin relevancia pero bien pagado, como cualquier alcaldía de la Comunidad.
Hace pocos días conocíamos la noticia del fallecimiento del camarada Marcelino Camacho, al que hoy se rinde tributo póstumo. Tristeza, añoranza y melancolía, parecen ser las sensaciones con las que la izquierda afronta la despedida del, siempre revolucionario, mes de Octubre.
Todos los correligionarios de Marcelino, incluido un servidor, aprovechamos para reivindicar su figura, tan útil para la lucha contra el totalitarismo como poco conocida. Nos parece que homenajear a nuestro hermano es la mejor forma de hacer que la izquierda no olvide sus verdaderas luchas, el capitalismo y el fascismo, las cuales parece haber dejado marginadas para meterse en berenjenales pseudo-políticamente correctos. Nos parece un acto de reivindicación de los viejos valores y del viejo espíritu.
Al funeral, además de los siempre luchadores comunistas no faltaron neoprogresistas capitalistas. El PSOE se volcó en el homenaje como inútil temptativa de ofrecer de cara a la galería un aspecto de izquierdas que oculte el anti-obrerismo del actual ejecutivo.
También conocimos hace muy poco la renuncia de uno de los azotes de Esperanza Aguirre en Izquierda Unida, Reyes Montiel. Como la mayoría de los formadores de IU abierta, eufemismo bajo el que se conoce la ideología vendista y traidora dentro del partido, ha decidido salir cuando ha visto que sus posibilidades de influir en un partido en el que el PCE, gracias cordura, tiene mayoría casi absoluta de delegados.
Izquierda Unida ha sido un partido casi siempre dividido. Un PCE honrado pero inteligente no quiere ceder a las presiones de grupos minoritarios que, con Llamazares, gobernaban de manera absoluta, a pesar de la clara mayoría del partido "carmesí".
Cabe preguntarse si Reyes Montiel, pretende llevarse un ministerio por cortesía de los pseudo-socialistas, o si seguirá llevando flores a los "muertos" de un partido de la que es fiel rival como Aguilar, o si pretenderá ocupar un puesto sin relevancia pero bien pagado, como cualquier alcaldía de la Comunidad.
No corren buenos tiempos para la izquierda, y ésto es vox populi, el espíritu de lucha de la juventud está por los suelos y la madurez se aferra al escaño o la alcaldía sin ilusiones por cambiar nada.
No hablemos de fundar nuevos partidos de la izquierda sin haber arreglado del todo al verdaderamente importante. No segreguemos, no dividamos, no seamos sectarios, dejemos que el PCE recupere un poco de la fuerza que tenía en la Transición.
Un partido, si no es sincero y ambicioso no es un partido, la gente que intenta hacer de la izquierda revolucionaria una sucesión de sectas disgregadas o sabe poco o es nuestra enemiga. Ni acercarnos al PSOE ni dividirnos, IU-PCE debe ser un partido simplemente anti-capitalista, no un partido de los -ismos, ni 17 fuerzas políticas distintas.
Recordad a Marcelino, mirad en nuestra historia, acordaos de la Pasionaria, sólo haciendo ésto conseguireis algo de gloria.
