La sana costumbre de ver la televisión sólo, sin voces insidiosas ejerciendo el rol de malas comentaristas es un privilegio, una delicia, algo supremo. Es un hecho capaz de tapara por si sólo las carencias programáticas de nuestras cadenas.

El programa que hoy viene al caso no será de los que pasen a la historia del periodismo deportivo ni al Olimpo de los formatos, sino más bien está destinado a perderse en el pozo sin fondo de la mala televisión

Me refiero a Punto Pelota, un espacio, del que la Diosa Fortuna me hizo ser espectador durante unos minutos, y que ocupará la enjundia de esta crítica.

Enciendo la tele, cambio, me introduzco súbitamente en el debate, y puedo otear a mi derecha al histórico e inclito Roncero, siempre con su estilo peculia, al otro lado de la pantalla, que han decidido "partir" informáticamente, a alguien que situaría dentro del periodismo depotivo de poca fama pero cuyo nombre no consigo dilucidar. Tópicos, salidas de voz, argumentos vanos...fue esta la tónica general de los cara a cara.

Termina por fin el cruce de acusaciones y la tertulia vuelve a su peculiar normalidad.

Pronto, el debate desembarca en la hegemónica figura de Raul González Blanco, el que fué hasta hace unas horas capitán del Real Madrid. A la mesa no se le ocurre otro método para analizar su trayectoria que compararlo con otros. Pronto salen símiles como CR9-Raúl e incluso un chirriante Maradona-Raul, en periodismo de baratillo todo cabe oigan! El método hipotético se convierte en el otro instrumento de juego. No queríais Raul? Pues hala, taza y media, eso si, taza y media de achicoria de mala calidad porque lo que es buen periodismo no reinó.

En definitiva, querido lector, conociéndome sabrá que lo primero que voy a decir al respecto es que apague la tele un rato y tenga entre sus manos el Marca o el As para leer a grandes como Segurola, y está en lo cierto, se lo recomiendo, por lo menos mucho más que Intereconomía.