"Pongo la tele y nada más sintonizar la segunda cadena aparecen las primeras imágenes del ejército franquista, es entonces cuando comprendo que no me he equivocado de cadena, el reportaje sobre la Iglesia se estaba emitiendo..."
Ríos de tinta han corrido acerca de la corrupción, y de los trapicheos y cambalaches de la Santa Madre Iglesia. Especialmente en los contubernios concernientes a la pederastia y el maltrato infantil.
No ha mucho que ha empezado la noche del Viernes cuando me dispongo a redactar esto que, usted, querido lector está viendo, no se lo pierda y acompáñeme por las oscuras veredas del pecado.
Hoy emitían en televisión, en la 2 concretamente, un documental sobre estos temas que tantas ampollas levantan entre la jerarquía eclesiástica.
Pongo la tele y nada más sintonizar la segunda cadena aparecen las primeras imágenes del ejército franquista, es entonces cuando comprendo que no me he equivocado de cadena, el reportaje sobre la Iglesia se estaba emitiendo.
Y es que, por mucho, que me lo nieguen mis amigos, los paletos de campanario, Iglesia y Fascismo son un binomio inseparable, Franco fué el principal apoyo cultural, logístico, ideológico y económico de la institución de marras.
Pero volvamos al documental, pronto se muestra la entrevista de un hombre que relata con todo tipo de detalles los abusos a los que eran sometidos los niños de su época.
Aparecen también referencias al chantaje que sometían los sacerdotes a los infantes con quienes mantenían relacciones y, como no, el silencio cómplice y canalla de los jerarcas del alto clero.
Estas historias son contadas con extensión por el reportaje, el cual, se centra en el lado más humano de los crímenes.
Decir sólamente, que, como se afirma en "jerga" da el clavo, y no vacila a la hora de señalar a las altas esferas de la Iglesia, grandes responsables de los abusos.
La postura del Vaticano, indulgente y permisiva, como se afirma en el filme, hace muy dificil la tarea de investigar los delitos y castigar a los culpables.
Entre los sacerdotes existen, según se afirma, una serie de votos, entre los que se encuentran los de silencio, que impiden que nadie hable sobre estos temas y que el número de acusaciones entre párrocos se reduzca a casi cero.
De estos temas se puede hablar mucho, pero no es de menester aburrir al lector, le aconsejaría simplemente, informarse si le interesan estos temas. Con la Iglesia hemos topado, señores.